Cumplir, más importante que nuevas leyes
Marco Vinicio Jaime
“La ejecución de las leyes es más importante que su elaboración."
- Thomas Jefferson.
En reciente Foro de Consulta para la Integración del Plan de Desarrollo Institucional en materia de Obras, Comunicaciones y Transportes, desarrollado por el Congreso del Estado, el Presidente de la Comisión de Gobierno, Leopoldo Domínguez González, reconoció que "en Nayarit al día de hoy, se cuentan con 120 leyes, más de 15 mil artículos", y en consecuencia, "es un marco jurídico un poco obeso, es decir, la primera conclusión es que no necesariamente se requiere hacer más leyes, quizá lo que es verdaderamente urgente es revisar el marco jurídico actual".
En consonancia, el líder cameral dijo inclusive que para el tema en cuestión "la Ley de Obra Pública que tiene Nayarit, [tal cual] como está la legislación en materia de adquisiciones y arrendamientos, y la Ley de Asentamientos Humanos, son ordenamientos legales adecuados, pero que ha llegado el momento de hacer una revisión a profundidad", de ahí que entonces los planteamientos expuestos en el foro tocante a "erradicar el intermediarismo en concursos de obra pública, reformar la Ley de Obra Pública y decretar su reglamentación, transparentar las convocatorias, fortalecer la participación de las empresas locales y el derecho a la asociación de empresas para adjudicar grandes proyectos", sea una realidad en beneficio de todos y para todos.
En efecto, el diputado Presidente ha tocado un aspecto que no pocas se ha planteado ante diversos espacios y coyunturas, a fin de cerrar la brecha entre las buenas expectativas propugnadas en el texto constitucional y la realidad a partir de la práctica en concreto. De ahí los numerosos problemas con los que se cuentan en todos los ámbitos, entre los que destacan deficientes servicios, corrupción, impunidad, inequidad, marcada ineficiencia para generar respuestas oportunas y cada vez mayores obstáculos para el acceso a una vida digna en igualdad de oportunidades.
Por ello, el reto sin duda comprende fortalecer de manera contundente la capacidad de la autoridad para cumplir con lo que está escrito, que es ampliamente suficiente, a partir de una estratégica adecuación a las necesidades vigentes de la sociedad.
No obstante, el primer y más grande obstáculo, justo es reconocerlo, parte precisamente de la falta de voluntad y oficio políticos, y más aún de la inconveniencia que representa cambiar sustancialmente todo un entramado de viejos vicios y fardos, que dan vida a su vez al peculiar sistema por el cual se arriba a muchos espacios de poder, dando como producto final, el mecanismo ideal para interpretar -o malinterpretar- el compendio legal a modo del ejercicio gubernamental en turno, y para beneficio exclusivo de sus afines y allegados.
De conformidad, cumplir la ley, tomando en cuenta las verdaderas necesidades de todos los sectores sociales, tal como lo planteó con acierto el connotado pensador inglés Jeremías Bentham: cuando "el objeto general que todas las leyes persiguen o deben perseguir es aumentar la felicidad total de la comunidad", "conviene que las leyes se [mantengan] lo menos posible a expensas de la decisión de los que juzgan”, según Aristóteles, en vías de "evitar que los fuertes se salgan con la suya", de acuerdo a Ovidio.
Así, los nayaritas están a la espera de resultados tangibles, como consumación de ese "nuevo tiempo" propugnado en campaña, donde la ley permita terminar de una vez por todas, con los daños estructurales del pasado que amenazan con imponer una vez más el clásico: "no se puede, porque no hay dinero", o, "lo que nos dejaron no alcanza", siendo que el pueblo es el que resiente siempre con mayor intensidad tal austeridad, pues la amarga experiencia tenida le dicta que tal, es el argumento tradicional de todos los colores, una vez al mando -pues en campaña eso no se escucha, solo eslogan y triunfalismo-, para asegurar beneficios única y exclusivamente a sus cercanos y allegados, a los que la crisis, por supuesto, nunca llega, y por el contrario, lo ven como el momento ideal, tal como lo advirtió el bardo y cantautor catalán Joan Manuel Serrat: "para sacar tajada de desastres consentidos y catástrofes provocadas".
Por eso, cuán oportuno es que el Diputado Leopoldo Domínguez González, haya puesto pues el tema sobre la mesa, seguro de que el Poder Legislativo está listo para actuar en consecuencia, y esforzándose al máximo por hacer extensiva su propuesta en todos los ámbitos de la gobernanza, por el derecho inalienable de crecer y de vivir en paz. ¿Se podrá alcanzar satisfactoriamente el objetivo? Esperemos que sí.
Remar contra corriente
El Gobernador Antonio Echevarría García, rema sin duda contra corriente, y no tiene más opción, puesto que su principal compromiso de campaña fue ese, generar resultados en medio del desastre político, financiero, económico, comunicacional y de seguridad heredado; de tal suerte que sus eventos últimos de carácter público, así parecen demostrarlo, de ahí que sus colaboradores en las áreas de Trabajo y de Turismo respectivamente pactaran pues con instituciones crediticias respaldo financiero en favor de la estrategia "Nayarit seguro", en el que se persigue la transversalidad de las funciones de gobierno-medios y sociedad, en un total de 40 acciones y cuatro ejes, y para el caso es que buscan bajar recursos para sacar adelante la productividad requerida en el restablecimiento del tejido social, esto más allá de los recursos que pudieran conseguirse o no dentro del Presupuesto de Egresos para el próximo año.
Por ahora, esa vertiente constituye indiscutiblemente una de las principales vías por las cuales deben de empezar a subsanarse las terribles carencias consabidas, en todos los campos, puesto que el Gobernador entonces tiene razón: "Nayarit no puede esperar".
Es decir, se requiere evitar la inconveniencia política y social de el clásico "no hay dinero", “con trabajos tenemos para lo estrictamente necesario, que lo demás espere”, o "hay que apretarnos el cinturón", en tanto que la concepción mayoritaria es de que solo un grupo cercano a las cúpulas, es el que siempre se beneficia, lo que en cambio sí fue precisamente el confort con el que se manejó el gobierno anterior.
Por tanto, su encuentro con habitantes de la zona serrana de los municipios de Ixtlán del Río y Jala, debe ser el detonante de muchos otros más, a efecto de anunciar pues, que el Gobierno en el "nuevo tiempo para Nayarit", no viene a administrar carencias, ni a "olvidar", sino que contra todo, se viene a cumplir, a reconocer de primera mano las necesidades, y a responder, estableciendo las bases para la construcción del futuro que los nayaritas merecen por ley, en el derecho inalienable de vivir en paz. ¿Podrá consumarse el cometido? Habrá que seguir atentos.
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