La explotación del hombre por el hambre
Por:Sergio Mejía Cano
Ya no se puede decir que el hecho de que cíclicamente se descubra que en algunas plantaciones agrícolas mucha gente es explotada vilmente, sea un problema aislado, inclusive hasta menores de edad son los afectados, circunstancias derivadas a que cada día crece más la población de escasos recursos y poca oferta de empleos bien remunerados. Y como en este mundo infeliz y matraca de comer nadie se escapa, de algo tiene que subsistir toda esta gente que en cierta forma se deja explotar con tal de tener algo para llevarse a la boca..
Lo malo del asunto es que a pesar de que cada vez que se descubre esta clase de explotación, se hace argüende nada más un rato para luego ser olvidado o menospreciado por una parte de la opinión pública, para luego ser abordado nuevamente cuando se da otra noticia similar. Y aún peor es que no se informa si los dueños de las plantaciones fueron sancionados en alguna forma, ya que lo que más sobresale en las noticias es que como pagan más que lo que marca el salario mínimo con eso se la quieren sacar; sin embargo, con el hecho de mantener a esa gente durmiendo prácticamente en galerones insalubres y con nada de higiene, sería más que suficiente para que los dueños y administradores de esas plantas agrícolas fueran enjuiciados y encarcelados, pues se dice que desde el siglo XIX se abolió la esclavitud en nuestra nación, pero aun así al parecer se permite veladamente o por falta de atención de las autoridades o simplemente por omisión; mientras no se llegue a saber, pues todo mundo tranquilo.
Ahora fue en el estado de Coahuila en donde se descubrió una granja en donde la mayoría de los trabajadores explotados laboralmente eran menores de edad. Ya se han documentado casos similares en gran parte del país, y no nada más en plantaciones agrícolas, sino hasta en fábricas en donde si bien los trabajadores no se quedan a dormir en las instalaciones, sí el horario de labores es esclavisante, de acuerdo a las noticias dadas en su momento.
Este domingo 23 del presente mes, en varios diarios de circulación nacional se dio la noticia de que fue localizado el dueño del campo agrícola que dio la nota reciente de explotación de menores. Por ejemplo, en el diario La Jornada se informa que es el señor Oscar Lozano Chávez, propietario también de una empresa denominada “ProKarne” y de los campos agrícolas Santa Cruz y El Pedregal, ubicados en la zona conurbada del municipio de Ramos Arizpe, Coahuila, que fue precisamente donde se descubrió que eran explotados los menores de edad y aún más: a los adultos no se les había pagado la cosecha y empaque de legumbres. Pero he aquí lo cuestionable del asunto, ya que por el simple hecho de ser un empresario de tal calado, esto podría ser una carta para que el señor Lozano Chávez la libre ante la justicia por la tónica actual de parte del gobierno de consentir en todas sus formas a los inversionistas con el cuento de que son generadores de empleo, por lo que muchos de ellos se consideran intocables; y que precisamente generan empleos pero a qué base de explotación, pues se aprovechan de la mano de obra barata con tal alta oferta en el país, sobre todo de gente proveniente de estados sureños que salen al norte de la República en busca de empleo sin ponerse a pensar en lo que les deparará el destino tanto a adultos como sus propios hijos que también tienen que entrarle a la faena para supuestamente hacer más dinero.
Por desgracia noticias como esta se seguirán dando cada cierto tiempo, y no por investigación que hagan las autoridades, sino porque algún trabajador logra “escapar” de estos campos que más bien deberían denominarse de “concentración” como los que describe la historia que tenían los alemanes en la segunda guerra mundial, y denuncia los abusos que se comenten en contra de los trabajadores.
Hoy hay revuelo e indignación de buena parte de la población por este descubrimiento de esta especie de esclavitud moderna; sin embargo, pasado un tiempo se calmarán las aguas, para después volver a ser noticia nuevamente y así hasta el infinito.
Lo que es más alarmante en sí es la similitud de los galerones o cubículos en donde son hacinados los trabajadores que son explotados: cartones o hule espuma tirados en el suelo que les sirven como camas, un baño comunitario, poca agua y poca alimentación y sobre todo, más de ocho horas de servicio laboral.
Así que cada vez que nos llevemos a la boca una fruta, una legumbre o una verdura, debemos de pensar en cómo fue obtenida de la tierra.
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