El Tepic que se nos fue
Luis Alberto Bravo Mora
“La pena más severa por negarse a gobernar es ser gobernado por alguien inferior a ti.”
-Platón.
Hablar del pasado casi siempre suele ser molesto, porque nos lleva de rigor a las odiosas comparaciones; pero bien lo dice aquella icónica frase de Napoleón: “Quien no conoce su historia está condenado a repetirla”, pero podríamos agregar: “¡O peor, a jamás volverla a vivir!”. Aquí es precisamente donde entra nuestra ciudad Tepic, capital de nuestro aún hermoso Estado de Nayarit.
Viajar a Tepic desde cualquier municipio o cualquier Estado del país, era una verdadera delicia. El clima era una fortuna: siempre fresco y la mayoría de las veces frío. El tráfico solo existía en nuestra imaginación. Tepic era pues, el significado real de lo que los “chilangos” llamaban provincia, y nosotros nos sentíamos orgullosos de nuestra ciudad. ¿Teníamos estadios, monumentos que nos daban identidad, parques, cines, teatros y una infinidad de calles empedradas? ¿teníamos una campana que nos avisaba el paso de la basura y sabe cuándo se acumulaba la basura en las esquinas? ¡Jamás! Pero de pronto todo cambio, los gobiernos se dieron cuenta que el negocio de ser gobernantes estaba en el concreto, donde cada metro del mismo les daba una ganancia directa a sus bolsillos, y así inicio la destrucción del Tepic de nuestras memorias y de nuestros padres, y con ello se vino el caos, de pronto quisimos ser Guadalajara sin los recursos de la metrópoli, la perla tapatía. Los recursos ya no se fueron al desarrollo de la ciudad sino a los bolsillos de los gobernantes en curso; pero la cosa se puso peor cuando los gobernantes en turno comenzaron a tomar Tepic como un escalón previo a Palacio de gobierno, porque en ese momento se tenían que generar recursos económicos para las previas campañas a costa siempre de nuestra ciudad.
¿Se ha preguntado usted cómo es posible que teniendo un municipio en constante desarrollo económico como Bahía de Banderas, la capital del Estado se encuentre tan jodida? ¿A dónde se va el dinero que se genera en este municipio? ¡Porque es claro que a las arcas de la capital no llega!
Hoy la capital se gobierna a partir de ocurrencias y berrinches, no hay planificación ni les interesa. Tepic es rehén de intereses electorales y a partir de ahí se busca el dinero con el único objetivo de llegar a gobernar el Estado mientras nuestra ciudad se hunde cada día más entre la basura y el drenaje.
Hoy el ayuntamiento ha llegado a absurdos como el intentar cobrarles a los comercios establecidos en el centro de la ciudad $200.00 (doscientos pesos) mensuales por la recolección de basura, con el cuento de que los que laboran y mantienen la actividad económica del centro histórico son afortunados porque a diario les recogen la basura; olvidan que es su obligación, que cobran otros impuestos para ello.
¿Recuerda como un par de meses previos a las lluvias taparon una infinidad de baches, cerraron calles, obstruyeron el tráfico con total impunidad justificándose en la mejoría de las calles? ¡Pues qué cree!: allí están los baches de nuevo, más fuertes, más hondos, más orgullosos de su origen. Una de dos: o el trabajo fue hecho de manera irresponsable, o los materiales de pésima calidad, pero en ambas el responsable es el Ayuntamiento.
Hace apenas una semana se registró un terrible accidente en una de las principales avenidas de nuestra ciudad, cobrando la vida de un par de jóvenes. Muchos son los factores que originaron este accidente, todos, sin duda alguna, debido a la falta de atención del Ayuntamiento, desde la falta de cultura vial hasta la venta de bebidas alcohólicas fuera de los horarios establecidos y un largo etc. Y todos, absolutamente todos, nos llevan a Palacio municipal. Es hora de aprender a ser exigentes con nuestros gobernantes. Basta de tanta apatía y tanto ‘valemadrismo’. Tepic no es ni debe de ser un cheque en blanco, ni mucho menos un basurero de ocurrencias. Porque es verdad se nos fue de las manos aquel Tepic, pero aún podemos construir entre todos uno, por lo menos mejor habitable que el que en la actualidad tenemos. 
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