El 2015 y su trascendencia
Por:Marco
Vinicio Jaime
“Unido a
reporteros que ya son el futuro y enriquecido por columnistas y escritores
admirables, giro en torno a un tema que no suelto ni me suelta: la libertad de
expresión y el torpe empeño del gobierno por limitar la fuerza expansiva de la
palabra impresa”.
-Julio
Scherer García.
Transcurridos ya los primeros días del presente 2015, se torna imprescindible reconocer las señales palpables de lo que pudiera ser una aproximación de lo que viene: fuertes vendavales sin parangón en pro de cambios sustanciales en el devenir político, económico, social y cultural, entre otros.
Desde el plano internacional y su reciente
megamarcha mundial de París en contra del extremismo terrorista (que cobró la
vida los últimos días de los autores del reconocido diario francés “Charlie Hebdo”),
pasando por la convulsión nacional de los estiras y aflojes de una caduca
estructura política que se niega a morir (con sus viejos vicios de lucro y “puertas
que niegan lo que esconden”), a la incongruencia correligionaria de las
provincias en donde se le apuesta “al no pasa nada”, para aprovechar al máximo “el
golpe de suerte” en la gobernanza y
robustecer sin más, en un total desconocimiento de la realidad, el propio patrimonio
particular, constituye el preámbulo perfecto de inflexión neurálgica que apunta
asimismo a tal situación de presión con visos de vuelcos drásticos del “remanso
de lo prescrito”; a tal repulsa del statu
quo y la vigencia de los actuales estereotipos, que eleve el reclamo a una
opción más allá de las fronteras conocidas.
No es casuístico ni mucho menos dádiva del poder
contemporáneo, el creciente empuje popular y su consecuente irrupción periódica
en el escenario, toda vez de su abierto descontento con lo recibido, que le es
sin lugar a dudas poco, insuficiente, pírrico, a cambio de lo mucho que ha otorgado.
Está claro que sin comunicación, sin libertad de expresión, no hay política, y
el oficio político en cualquiera de los ámbitos del desempeño representativo de
los intereses colectivos, viene a ser prácticamente la esencia de un buen
ejercicio: porque la unilateralidad y los monólogos no son garantes de nada
favorable, y sí del repudio, como el que se esparce por doquier; cuando lo que
hace falta es tan simple como la interacción recíproca y el compromiso que
construye mutuamente. De lo contrario, la simulación y la fábrica de máscaras e
ilusiones ópticas a que se ha reducido el triste por desfasado papel del
marketing, ya no alcanza para evadir la realidad, ni tan siquiera para
convencer del “‘ahora sí’ ya viene lo
mejor”, justo en una contrapuesta verdad de pactos y acuerdos en lo oscuro, lesivos
de las mayorías que se debaten a su vez en el hambre y la miseria.
La sociedad, anhelante y crítica al mismo tiempo como
nunca antes de una vida mejor, requiere de respuestas contundentes erigidas en
un marco de respeto de veras por la ley, por la vigencia del Estado de Derecho;
porque así, lo que bien empieza, bien se desarrolla y cumple cabalmente sus
objetivos; pero en su antítesis, lo que emana de la ilegalidad, del mal, de la
evasión abierta o artificiosa de los preceptos constitucionales (a lo que en no
pocas ocasiones la superioridad jerárquica ex profesa sanciona), no puede
generarse nada bueno, aunque se publicite al máximo que “todo está muy bien, y
se trabaja para la gente”, lo que al final, no deja de ser verdaderos atentados
ya a la inteligencia de la propia gente.
En el mundo, la violencia, el hambre, la guerra, el
delito, la corrupción y la ilegalidad, se han convertido en “un monstruo grande
que pisa fuerte”, tal como lo dijera en una de sus agudas letras el cantautor
argentino León Gieco: “solo le pido a Dios, que [este mal] no me sea
indiferente”. Por ello, no hay duda de los esfuerzos a que no pocos gobernantes
se están comprometiendo en virtud de que el monstruo parece ya estarlos pisando
a ellos, y esto debe ser indiscutiblemente modelo para adaptarlo a las
circunstancias de cada región.
Por lo tanto, poderes y órdenes de gobierno se encuentran
ante dos caminos: aprovechar la oportunidad de mejora y renovar por completo la
estructura en la que se desenvuelven, o cumplir con el ineluctable destino que
comporta el final de un ciclo: ser desplazados por completo por uno nuevo. ¿Qué pasará entonces? ¿Lograrán transformarse a tiempo, o sucumbirán –acorde definitivamente
a los posibles planes de otras potestades- ante un inevitable nuevo regir? Ya
lo veremos.
Reconocimiento

Aprovechamos el espacio para reconocer el empeño, el esfuerzo y la experiencia puestos de manifiesto para el desarrollo de un importante medio de comunicación nayarita, durante un año más, sabiendo de los obstáculos y vicisitudes que entraña ejercer y defender la libertad de expresión en los actuales días. Vaya pues, nuestra sincera felicitación al amigo y experimentado Director de este emblemático periódico: el “Avance”, Marco Antonio Casillas Castañeda, por su lucha en la consecución de mejores estándares de difusión noticiosa. Adelante, que aún queda mucho por hacer, y vienen grandes retos; pero que todo resulte para bien. Enhorabuena.
Aprovechamos el espacio para reconocer el empeño, el esfuerzo y la experiencia puestos de manifiesto para el desarrollo de un importante medio de comunicación nayarita, durante un año más, sabiendo de los obstáculos y vicisitudes que entraña ejercer y defender la libertad de expresión en los actuales días. Vaya pues, nuestra sincera felicitación al amigo y experimentado Director de este emblemático periódico: el “Avance”, Marco Antonio Casillas Castañeda, por su lucha en la consecución de mejores estándares de difusión noticiosa. Adelante, que aún queda mucho por hacer, y vienen grandes retos; pero que todo resulte para bien. Enhorabuena.
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