El otro semáforo epidemiológico y la confrontación política
Con la reciente ‘rebelión’ de 9 gobernadores del país a las medidas adoptadas por la Secretaría de Salud del Gobierno Federal vía el ‘semáforo epidemiológico’ que coordina el Subsecretario Hugo López Gatell, se puso en evidencia con mayor claridad la confrontación “política” entre órdenes de gobierno que lamentablemente se ha ido recrudeciendo en el marco de la mortífera pandemia por Covid-19, que no cede un ápice, y la cual se ha tomado también, según los señalamientos de ambas partes, como un peligroso instrumento de desgaste más que de diagnóstico, alerta y operación sincronizada -que es el objetivo-, de cara a la contienda electoral del próximo 2021.
Así, queda claro que se ha configurado a fuerza de desventura otro semáforo epidemiológico muy particular, pero administrado por la ciudadanía que, ante lo concentradas que están las autoridades en sus propias metas, pareciera va transitando por sí misma -y con todo el costo terrible que le está generando- en la “nueva normalidad”; y con su semáforo pues, está midiendo el comportamiento de cada integrante del sistema político-gubernamental en función del otro virus, que es igual o peor que Covid, y destroza la unidad, la imprescindible coordinación, obnubila el entendimiento de “tiempos y circunstancias” y eclipsa el oficio político mismo; inclusive la gente está definiendo sus actividades correspondientes a extramuros, sean estrictamente necesarias o no.
Sin duda, toda disputa y contienda divisionista entre gobernantes, fuerzas políticas, representantes populares, y que se traduce irreductiblemente en disfunción institucional, de sectores productivos, empresariales y ciudadanos en general, no genera saldo alguno favorable para nadie, y menos en un escenario de devastación sanitaria y económica como la que mantiene postrado al orbe.
Por ello, si el semáforo de la Secretaría de Salud registra al día 63 de la “nueva normalidad” 14 entidades en rojo, que es máxima alerta de riesgo sanitario, contra el 18 restante en color naranja, en alto riesgo, pero de ejercicio parcial de actividades económicas, el pueblo registra color rojo en todo el país, en materia de la necesaria consumación de sincronización y transversalidad para lograr hacer de la vida, la salud y la subsistencia de cada familia y personas en lo individual de todo rincón de la geografía nacional, una lucha compartida y estratégicamente sincronizada de poderes y órdenes de gobierno, y de todos los sectores, a fin de que el enemigo a vencer sea la pandemia, y no al interior entre los propios afectados.
Mientras tanto, Nayarit, tiene nuevamente la oportunidad de reforzar conjunción transversal con el Gobierno Federal, tras la revisión de avances en los compromisos suscritos previamente, al igual que de obras coyunturales, luego de la visita este martes 04 de agosto, del Presidente de la República Andrés Manuel López Obrador, y en consecuencia para el planteamiento ipso facto de necesidades neurálgicas y de soluciones inteligentemente mancomunadas que permitan acelerar la recuperación sanitaria (atención hospitalaria y coparticipación responsable de la ciudadanía), económico-productiva, protección civil y una eficaz transición educativa a la nueva “normalidad”: tecnología al alcance de todos, y en especial de familias vulnerables y docentes en pro de la calidad en el proceso de enseñanza-aprendizaje: red de internet fluida y equipo de cómputo, según quedó al descubierto como necesidad dentro del saldo del “gran confinamiento”, al unísono de un gran programa interconectado de enseñanza que seguramente tendrá su pilar de ahora y en adelante, a distancia. ¿Podrá pues el mal pandémico representar por fin una oportunidad de renovación y unidad, y de superación subsecuente del color rojo de la discordia, del propio semáforo ciudadano? Mantengámonos alertas.
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