AMLO, la CONAGO y el Federalismo
La magra situación de México, asolado por los devastadores impactos de la crisis pandémica de Covid-19, ha impuesto la obligada reinvención gubernamental, como de la operatividad correlacionada de cada actor del sistema en general: fuerzas políticas, corrientes y expresiones partidarias, y de representación popular; del sector productivo y empresarial, llevando como prioridad la vida, la salud y la capacidad de solvencia de cada familia para satisfacer sus más elementales necesidades, y seguido, de la formación de las presentes y venideras generaciones con la inclusividad equitativa de un plan educativo en constante actualización y adaptabilidad a las necesidades colectivas.
Así, entender “la nueva normalidad”, es actuar de conformidad con las prioridades surgidas al fragor de la verdadera emergencia nacional, en cada rincón del país; toda vez que “la sociedad necesita antes que nada, creer en lo que se le comunica, y con ello fortalecer su fe y su esperanza”, según lo expuso la analista política Lily Cayeros en su artículo: “Gobierno y liderazgo del ciclo postcovid”, publicado el 21 de junio en el portal de noticias y opinión: “UCAN/Análisis ( https://ucananalisiss.blogspot.com/p/gobierno-y-liderazgo-del-ciclo-postcovid.html)”, cuando se logra conjuntar voluntades, criterios y esfuerzos en un marco de legalidad, justicia, transparencia, honestidad en los hechos -tangibles e intangibles-, enriquecido todo con una poderosa política de comunicación capaz de recoger el sentimiento general y traducirlo con eficaces resultados.
Por ello, en la nueva realidad, hablar de gobernanza y justicia, de salud y de honestidad en el usufructo del potencial económico, financiero y demás intereses de la nación, va mucho más allá de una soterrada lucha por demostrar de motu proprio y a como dé lugar, quién encarna mejor -aunque sea por motivos estrictamente personales o de arribo, imposición vertical y conservación del poder- capacidad y valores, a costa del juicio selectivo y del subsecuente contraste sectario de hechos y acciones; todo lo que finalmente termina destruyendo y dividiendo, generando más encono y beligerancia, y excluyendo la real prioridad vigente: el bienestar del pueblo de México; cuando es un hecho que “no hay ganancia alguna ya, ni habrá futuro para nadie […], en la intolerancia al disenso, la nociva concentración de poder, o en la anteposición de intereses y ambiciones personales”, acorde a lo que tuve oportunidad de dilucidar en el artículo: “La comunicación y gobernanza de la ‘nueva realidad’ ", publicado el pasado 21 de junio en el espacio de análisis y opinión de Internet: “La nota del día Nayarit (https://lanota-deldia.blogspot.com/p/realidad-en-concretola-comunicacion-y.html)”.
Cuando el épico jurista, precursor del federalismo, Miguel Ramos Arizpe, dimensionó en la Constitución de 1824 la visionaria organización territorial, plasmó sin duda la esencia de tal orden jerárquico fincado en la corresponsabilidad, una línea de desenvolvimiento transversal, y que más tarde se intentaría enriquecer con la tesis juarista del comportamiento de los funcionarios y gobernantes: “Bajo el sistema federativo, los funcionarios públicos, no pueden disponer de las rentas sin responsabilidad. No pueden gobernar a impulsos de una voluntad caprichosa, sino con sujeción a las leyes. No pueden improvisar fortunas, ni entregarse al ocio y a la disipación, sino consagrarse asiduamente al trabajo, disponiéndose a vivir, en la honrada medianía que proporciona la retribución que la ley les señala".
Por tanto, el federalismo es unidad y compromiso, es subsanar corresponsablemente lo que hace falta; es revisar, acordar medidas integrales y aprovechar con entendimiento pleno de “tiempo y circunstancias”, cuanta oportunidad de mejora se presente, con auxilio imprescindible de congruencia y autoridad moral, dejando de lado toda tentación de subyugar o ejercer “caprichosamente” el mando constitucional para consumar proyectos hegemónicos y de corte unilateral. Los ciudadanos, ataviados de un peculiar escrutinio a fuerza de la desventura sanitaria, esperan precisamente, la sincronía gubernamental que sea capaz de colocar cada tema en su justo lugar, tiempo y tratamiento, demostrando así, que el interés supremo es el de ponerse de acuerdo para responder en función de lo que necesita el pueblo.
Para la Unión de Columnistas y Articulistas de Nayarit (UCAN), que coordina la analista política y periodista radiofónica, Lily Cayeros, la reunión del Presidente López Obrador y los gobernadores de la CONAGO, dejó como lección principal la necesidad ineludible de establecer este tipo de encuentros de forma continua, ante la ventaja que entraña a su vez, el fortalecer el federalismo con mecanismos renovados de comunicación y líneas de actividad transversal, al igual que el compromiso compartido de cada actor por cristalizar todo beneficio acordado, a la totalidad de los ciudadanos, que en este caso, según lo pactado entre el Presidente y los mandatarios de los estados, radica en mayor presupuesto para salud, obra pública sustancial, seguridad pública, y revisar el Pacto de Coordinación Fiscal, no obstante que a modo de preámbulo el jefe del Ejecutivo Federal dejó en claro, que cada gobierno local deberá hacer de la racionalidad y el manejo escrupuloso del recurso disponible eje central de su desempeño.
En la mesa de Análisis y Opinión semanal entre integrantes de la UCAN, el columnista Sergio Mejía Cano, expuso este pasado viernes 21 de agosto en sesión virtual, que es momento en efecto de robustecer la Coordinación Fiscal con un federalismo que pondere la legal y transparente aplicación de las rentas de parte de los gobiernos de los estados, ya que no es posible hoy, continuar con los mismos parámetros que en no pocos casos, derivó en irregularidades presupuestales. “Ahora -dijo-, si bien los gobernadores demandaron más dinero al Presidente, y revisar el esquema respectivo de coordinación fiscal, también me pareció muy lógica la respuesta del mandatario mexicano de que dieran prioridad a la austeridad e ingresos propios; es decir, es como si el Gobierno Federal les anunciara: ‘necesitamos que demuestres destino y resultado de lo invertido, que entregues factura de los gastos efectuados con ese recurso' ”.
Asimismo, Mejía Cano, dio a conocer que no deja de ser preocupante que la pandemia siga indomable pese a muchas restricciones en distanciamiento social y movilidad que se han impulsado, de tal suerte que es obvio que “las cosas no andan bien”, y es imprescindible que la coordinación de las entidades con la federación, también a partir del semáforo epidemiológico, se revise a fondo y se optimice tomando en cuenta un diagnóstico periódico -analizado precisamente en mayores encuentros entre el Gobierno federal y los gobernadores con un matiz renovado- de la verdadera situación en todo el territorio nacional.
El también columnista Óscar Zúñiga Estrada, consideró por su parte que la reunión AMLO-Conago, dejó muchos elementos pendientes por discutir, entre los que destacan las necesidades particulares de estados como Nayarit, que no cuentan con un sólido desarrollo industrial, y su capacidad tributaria tampoco se encuentra de lo mejor, de tal manera que se antoja necesario la realización de mayores encuentros cada vez más productivos, en función de ir llevando seguimiento puntual de avances, mejoras y nuevas propuestas de solución conjunta al margen de cuestiones políticas, de partido, o futurismos electoreros. En lo subsecuente, problemas tan sentidos como el sanitario y el semáforo, tendrían mejor respuesta en la suma de voluntades y esfuerzos tras concentrarse en la realidad que enfrentan los ciudadanos, luego de los más de 60 mil muertos y 540 mil contagios por la propagación del virus Sars-Cov-2; “lo que indica pues, lamentablemente, que hace falta algo más”.
La analista política Lily Cayeros, puntualizó que para avanzar a un federalismo directamente proporcional con los desafíos de la nueva realidad, el compromiso debe ser de todos, con un entendimiento pleno por parte de cada cual: gobernadores y Ejecutivo Federal, Poder Legislativo, Judicial, sociedad en general, de su propio papel. La justicia, la legalidad y el manejo del presupuesto con estricto apego a los preceptos constitucionales, no es una opción, y ahora menos, que hubo un cambio abrupto que exige una nueva manera de interactuar y de dar respuesta integral a las necesidades de la sociedad. La salud que es prioridad, es un tema que también exige de evaluación constante de las acciones ejercidas en pro de las garantías correspondientes, y mucho dependerá de la congruencia, la autoridad moral y la sincronía de las autoridades de los tres niveles para consumar credibilidad y adhesión ciudadana a las medidas que tiendan a controlar y mitigar los cruentos impactos de la pandemia, y en el futuro, la adquisición y distribución oportuna y diligente de la vacuna a todos los mexicanos.
El comentarista y periodista gráfico Ramón Pérez Rentería, coincidió en que la reunión entre el Presidente y los gobernadores, sienta un precedente importante, que mucho dependerá de la voluntad, oficio, sensibilidad y tolerancia políticos del Gobierno Federal para establecer una precisa división entre lo que tiene que ver con la transparente e imparcial aplicación de la justicia, y la unidad nacional para avanzar; en lo subsecuente constituirá el detonante de mayores encuentros que coadyuven significativamente a la fortaleza del país. En tanto, expresó que es evidente el daño mayúsculo generado por coronavirus (Covid-19), y solo la unidad para enfrentar la realidad sin ocultar ni simular nada, podrá facilitar el equilibrio necesario para salir avante de la enfermedad.
La turbulencia sanitaria y la consecuente devastación está dejando en claro día a día, que no hay ni habrá más salida ni “luz al final del túnel”, que la que se gesten al fragor de la conjunción estratégica de fuerzas y el respeto mutuo, la responsabilidad transversal y comunicacional que suma, atiende y entiende las señales del devenir, y con la capacidad de captar a cabalidad -sin interferencia- el clamor popular, y que actúa con hechos de probada eficacia. El tiempo se acabó, ya no hay lugar para la continuidad de esquemas infuncionales de individualismo electorero y de luchas intestinas. “La sociedad lo habrá de reconocer, que si no, lo demandará”. ¿Se comprenderá y se actuará en consecuencia? Veamos.
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